Si bien había escuchado previamente de su interesante trabajo, conocí a Martín este año encontrados en la preproducción de una acción que nacía en plena pandemia y que cambiaba cualquier planificación previa que pudo hacerse, de cualquier cosa, en cualquier nivel.
Martín Fraile es el Director de la Orquesta Filarmónica de Río Negro (Argentina). La bitácora de esta joven orquesta nacida en 2014 es muy interesante, recorrió la Provincia, trabajó en el rescate de repertorio y se ensambló con músicos profesionales de distintos lugares de la provincia y otras provincias además.
Tuvimos la gran oportunidad de sentarnos a conversar sobre su vida musical, la dirección orquestal, la música académica y nos brindó su mirada sobre algunos mitos que rondan sobre la música y nos compartió dos proyectos interesantísimos que podrán disfrutar en esta entrevista.
EeA: ¿Cómo inició tu vida en el mundo de la música? ¿Cuál es el primer recuerdo que tenés con la música?
MF: Comencé a los 6 años a estudiar piano con un profesor que venía a mi casa a ensañarme a mi hermana y a mí. Tengo muchos recuerdos de esa época, jugando con el piano en todo momento, imitando melodías que escuchaba y que reproducía en el piano, explorando el instrumento para saber cómo funcionaba. La pasaba muy bien y mis papás no eran estrictos con el estudio si bien mi mamá se sentaba a tocar conmigo y me invitaba a practicar para aprender lo que el profe me había dado para estudiar.
MF: Creo que desde que trabajo como director. En mis épocas de estudiante era un aspecto central pero no atravesaba mi vida como lo hace ahora. Las tareas no son solo musicales, como podría parecer sino que envuelven un número de actividades cotidianas que nada tienen de artísticas pero que son parte fundamental de la tarea. Subir al podio es el último paso de una larga carrera.
EeA. ¿Considerás que hay una cualidad indispensable que debe tener todo director de orquesta?
MF: Creo que hay varias pero que no necesariamente son excluyentes de esta profesión: trabajar con mucha dedicación y amor en esta tarea; dedicarle tiempo a escuchar a los demás tanto en el podio como fuera de él; dedicarle muchas horas al trabajo sin distinciones en el día o época del año; saber liderar un equipo de trabajo extenso con profesionales con un alto grado de especialización; saber encontrar un balance entre la dedicación a cuestiones que no tienen que ver con la música en sí para poder dedicarle tiempo a las tareas estrictamente musicales. La orquesta es una organización social y te exige estar pendiente de todo aquello que puede afectar positiva o negativamente los objetivo de la misma.
MF: La creación de espacios de enseñanza musical a lo largo y ancho del territorio es un proceso en desarrollo que se vio detenido por la pandemia con limitados centros de estudio de formación académica. A nivel municipal funcionan escuelas de música pero con características distintas, así como también orquestas infanto-juveniles en 6 localidades de la provincia.
MF: En los tres casos disfruto mucho cuando vivo emociones intensas, cuando siento que la música es parte de mi cuerpo. En algunos casos tiene que ver con cuestiones estrictamente musicales, cuando la música y cómo es interpretada me resulta conmovedora pero en oportunidades también me sucede eso sin que la escucha sea el principal movilizador de mis emociones. En el proceso de producción musical participan actores que no necesariamente se hacen presentes en el escenario. Ver las caras sonrientes, llenas de felicidad ante un logro producto del esfuerzo compartido es una emoción entrañable.
EeA: En esta pregunta te pedimos nos compartas tu opinión en Mito o realidad
EeA: a. La música académica es elitista
MF: Quizá en esta pregunta nos encontramos ante un caso común de metonimia. Los centros de estudio académico pueden ser elitistas como muchas instituciones que se construyen como academias porque su mismo nombre la enviste de autoridad. La autoridad confiere facultades, derechos sobre los demás. La música y las artes pueden ser utilizadas para tender puentes o para levantar muros, pero no se trata de la música, se trata del poder.
EeA: b. La música académica es difícil de entender
MF: Habría que preguntarse por quién o para quiénes es difícil de entender. La música académica que se produce en los centros de estudios donde hay una búsqueda de ruptura con las convenciones establecidas, provoca una ruptura con el oyente que desconoce con qué y cómo se está rompiendo con lo establecido. Ese tipo de músicas necesita de un bagaje que aquellas músicas que utilizan convenciones ya establecidas no lo precisan. La gente en general sabe mucha música, aunque no pueda hacer teoría al respecto.
En varias oportunidades he dado clases a estudiantes que no poseían formación musical académica y simples guías de escucha han permitido que se puedan relacionar con lo que estaban escuchando sin mayores problemas.
EeA: c. La música académica es aburrida
MF: Probablemente tan cierto como que cualquier música puede serlo. En mi caso depende del momento, aunque ciertas músicas me resultas insoportables en cualquier momento del día.
EeA: d. La música académica no es para jóvenes
MF: ¡Pobres jóvenes! ¿También le vamos a quitar eso? Pareciera que ser niño, joven y/o mujer es una buena excusa para excluirte de algo.
EeA: e. Interpretar música académica te hace más inteligente
MF: Interpretar música involucra pensar y producir, inventar problemas, encontrar enigmas y acertijos. No creo que sea esto patrimonio de ninguna música en particular.
EeA: f. La música académica y la música popular no tienen nada que ver la una con la otra
MF: No soy amigo de estas categorías porque me resulta difícil pensar la música en esos términos tan vacíos de contenido. Son términos que no hacen más que construir muros y fosos que separan. De todas formas creo que con mucha facilidad uno descubre el engaño al escuchar o hacer música y lo que antes llevaba un rótulo ahora lleva otro; lo que era escuchado por pocos ahora es escuchado por muchos y viceversa.
EeA: Contanos cómo nace esta idea sobre la hermosa experiencia que te encontrás coordinando junto a la Fundación SOIJAr, en la que convocaron a grandes maestros del país a celebrar el 250° Aniversario de Beethoven junto a músicos de todos los niveles de todo el país.
MF: A comienzos del año pasado comenzamos pensar proyectos junto a Valeria Atela. En 2019 pudimos llevar adelante un par de ellos. Para 2020 había más, entre ellos uno particularmente hermoso que era este.
Tuvimos que adaptarlo a la situación actual con características impensadas hace solos unos meses atrás, pero lo cierto es que hemos podido movilizar a una buena cantidad de músicas y músicos tanto de orquestas profesionales como de orquestas infanto-juveniles y orquestas-escuela. El contexto actual muchas veces nos produce inmovilidad, quietud. No nos podemos ver, tocar, abrazar, hacer juntos lo que estábamos acostumbrados a hacer.
EeA: Cuáles son los planes para este cierre de año y próximo 2021.
MF: Este 16 de Diciembre esperamos poder compartir el video de Beethoven 250. Con esta actividad daré por cerrado un año muy particular, con muchos proyectos incumplidos, sueños compartidos que no logramos llevar adelante.
En este momento me encuentro completando la planificación para 2021. Es un acto de voluntarismo necesario, porque no sabemos realmente cuándo vamos a poder volver a estar juntos tocando nuevamente, pero también sabemos que una vez que se termine la pandemia (porque se va a terminar) tenemos que estar preparados para estar presentes en nuestras comunidades.
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PH: OFRN /Héctor Rodríguez