Por. Sylvia Fucaraccio
Desde Vevey, un espacio tierno y familiar: Chaplin’s World
Desde Vevey, un espacio tierno y familiar: Chaplin’s World
«Jamás verás el arco iris
si permaneces mirando hacia abajo»
(Charles Chaplin)
En este caso, la mirada se pierde en un amplio jardín lleno de árboles y con el fondo del Lago Leman. Una gran casa –le Manoir- alberga la vida de la familia Chaplin-O’Neill.
El visitante, recibido por una estatua de cera de Charlot sonriente, recorre uno a uno los espacios, encontrando el mobiliario, los objetos, las fotos y los recuerdos, y también sentándose en los sillones y mirando por las ventanas, como un huésped de cordiales anfitriones. El lugar de trabajo y lectura, la sala con su piano, la mesa del comedor preparada para servir la comida, el baño con su invitado Einstein mirándose al espejo, la habitación, el estar más íntimo, todo es compartido por Charlie y Oona para regocijo de quien transita la vivienda como propia.
Pero junto a la ternura del personaje y la privacidad familiar se cuela, como telón de fondo, la realidad del siglo XX. Fotos y films documentales van recordando los hechos, muchos de ellos trágicos, que marcaron la vida de la humanidad en la pasada centuria y los efectos experimentados también por nuestro protagonista.
En un costado del parque se levanta El estudio. En una tradicional sala cinematográfica se proyecta un cortometraje con aspectos salientes de la biografía de Chaplin y cuando todo parece acercarse al «the end», se cumple el sueño de muchos de los espectadores: la pantalla se abre y se entra en el mundo mágico del cine de Carlitos. Una a una se suceden las escenografías de sus películas. Así, podemos ayudar al Pibe a burlar al policía, sentarnos en el sillón del Barbero de El gran dictador o tomar el té en la sala de espera de la cárcel de Tiempos modernos y seguir formando parte del universo Chaplin cruzando los dedos para que esa peli no se termine nunca.
¿No viste nunca su cine? ¿Qué estás esperando?
Hasta la próxima.
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safucaraccio@yahoo.com.ar