CINE: Ready Player One, la review

READY PLAYER ONE
Por Diego Solís

Siempre es mejor el libro”. La máxima, que debe ser antigua como el cine mismo, se mantiene más vigente que nunca en esta época, donde casi todos los productos nos llegan pre-digeridos, procesados y con un botón para compartir en Instagram. Tuve la suerte de terminar de leer Ready Player One casi un año antes de que se estrene la película, y aún sin saber que su director sería el gran Steven Spielberg, intuí que iba a ser imposible trasladar toda la magia de la novela a la pantalla grande. No me equivoqué. Si leíste el libro, es altamente probable que la película te guste, pero seguramente también te deje con la sensación de que se podrían haber hecho algunas cosas mejor. No estoy tratando de darle suspenso al veredicto: La película es excelente, sin lugar a dudas, pero está lejos de ser la maravilla que es el libro. Tranquilos, no estamos hablando de una aberración como “Yo, Robot”, cuya adaptación hubiese mandado directo a la tumba a Isaac Asimov de haber estado vivo para verla. Pero a su vez, estamos lejos de la genialidad que es “El club de la pelea”. 
Vamos a lo importante. ¿De qué trata Ready Player One? Estamos en el distópico año 2045, y como era de esperarse, el planeta entero es extremadamente pobre y está superpoblado. Lo único que hace tolerable a la realidad, es el universo virtual llamado OASIS, al que todos se conectan a diario. Algo así como una Matrix voluntaria, con miles de mundos digitales basados en películas y videojuegos de los 80’ y 90’. Un lugar donde todos pueden ser lo que quieran ser, pero adonde curiosamente a nadie, pero a nadie se le ocurrió ser un Jedi o al menos tener un sable láser. El multiplayer definitivo con problemas de Copyright.
Con la muerte James Halladay, creador de OASIS, se revela la existencia de un “Easter Egg” o “huevo de pascua”, que dará control total y absoluto de OASIS al que lo halle primero. La explicación sobre lo que es un easter egg, es cuando menos, vaga. Si la película está pensada para un público inmensamente amplio, ¿no deberían haber dedicado unos segundos más al concepto de “huevo de pascua” o “referencia oculta”, sobre el cual gira toda la película? ¿Es tan ampliamente conocido el recurso como para dar por sentado que el público ya lo conoce?
Un “easter egg” famoso. La camioneta de Pizza Planet aparece en todas las películas de Pixar 
Disney no se queda atrás. Goofy, Mickey y Donald en La Sirenita 
Pero parece que no hay tiempo que perder, así que luego de conocer a nuestro protagonista, Wade Watts o “Parzival” (Tye Sheridan), y a varios de sus secuaces gunters (contracción de “egg hunter” o “cazador de huevo”), Art3mis (Olivia Cooke) y Aech (Lena Waithe), también nos enteramos de la existencia de IOI Innovation Online Industries, una corporación que pretende hallar antes que nadie las tres llaves que darán control absoluto sobre OASIS, utilizando para ello a una legión de empleados mal pagos y semi esclavos, que compiten de forma desleal para conseguirlo (no creo que sea casual la similitud de las siglas IOI con la habitación 101 de “1984” de George Orwell). 
Ya no se trata más de un juego. Se trata de una competencia por la libertad tal y como la conocen en 2045. 
Los encargados de los espectaculares efectos visuales, fueron nada menos que los muchachos de Industrial Light and Magic. La interpretación de OASIS es perfecta, tanto que no nos toma ni un segundo olvidar que Parzival, Artemis y Ache son avatares, y que están en un universo virtual.
Este nivel de realismo y efectos especiales en las manos de Steven Spielberg, suelen ser un arma letal, pero en este caso, el recurso genera la sensación de que algo está fallando. Hacia la mitad de la película, la aventura se hace confusa, errática. Pierde el hilo e incluso las referencia nostálgicas se ven ahogadas por el nivel frenético de acción.
Es verdad que es imposible no emocionarse hasta las lágrimas con el Delorean acelerando, con el Gigante de Hierro defendiendo a sus amigos avatares en batalla (He-Man y Tortugas Ninjas entre ellos), o con la perfectísima recreación de la escena de El Resplandor; pero los 140 minutos se terminan haciendo muy largos. Volver al futuro o E.T. no necesitaron más de 120 minutos para instalarse en el inconsciente colectivo de varias generaciones.
Delorean a punto de correr
Entonces ¿vale la pena verla? La respuesta es un contundente sí. Vale la pena, y la experiencia suma al menos un punto extra si se la mira en pantalla gigante y en 3D.
¿Necesitas saber algo más sobre la trama? Sí, y no es menor. El “gancho” de la película es la nostalgia, pero Ready Player One es también una historia de amor, y el mensaje que deriva de esta historia -sutil pero claro- es que deberíamos pasar más tiempo en el mundo real y menos en el virtual. 
Maravilloso mensaje, pero en lo personal, no me queda claro cómo alguien, pudiendo elegir correr carreras en New York conduciendo un DeLorean, (compitiendo contra el Match 5 y el batimóvil, entre otros), esquivando a King Kong, o pudiendo usar a Chucky como arma en una batalla, elegiría vivir en el mundo real.

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