Por. Nahomi Martínez
Cuando la música se hace presente, la vida inmediatamente se hace etérea, las sensaciones se externalizan y nuestro corazón palpita al ritmo de la pasión de quien la interpreta, esto no es menor y a la vez es tan común. Sé que muchos de nuestros lectores han tenido la grandiosa oportunidad de disfrutar de la música coral, y sé que estarán de acuerdo conmigo cuando afirmo que ese poder avasallante de almas vibrando en la misma intensidad cambia la manera de percibir esta experiencia cada vez que se vive.
Este inicio de 2021, tuve el inmenso placer de conversar con Rosmary Díaz Pantaleón, a quien tengo el gusto de conocer de forma personal, y que a finales de 2020 tuvo una importante participación en la edición virtual del Festival Le voy a mi Tierra 2020. Rosmary es cantante formada en el seno de agrupaciones corales, actualmente es soprano en Cámara XXI ensamble vocal dirigido por el Mtro. Miguel Ángel Pesce, cantante de Che Caracha agrupación venezolana-argentina con la que exploran repertorio popular, entre otros proyectos que casi siempre convergen en el uso de su voz y en la música.
Hoy les comparto la mirada de Rosmary, introspectiva y reflexiva para derribar mitos sobre la música coral, reflejar la imborrable huella que deja en la vida de quienes entran en ese maravilloso mundo y demostrar que no hay barreras entre los géneros musicales que nos enriquecen. Disfruten de este encuentro exclusivo para Expertos en Arte FD Magazine.
EeA: ¿Cuál es el primer recuerdo que tenés con la música?
RD: De pequeña recuerdo que pasaba horas escuchando serenata guayanesa en la sala de mi casa en Los Teques. A mi papá le encanta cantar en todo momento y nos inculcó el amor por la música venezolana.
EeA: ¿Cómo inicia tu camino en el canto coral?
RD: A los 8 años mi mamá me llevó para la audición en «Los Niños Cantores de Los Teques», desde ahí he tenido la dicha de cantar ininterrumpidamente en coros. Recuerdo que una de las primeras cosas que tuve que aprenderme era la segunda voz del himno nacional, ¡cómo me costó!, mi oído armónico estaba a estrenar –risas-.
Siempre lo cuento para alentar a la gente que se cree desafinada y no se atreve a cantar. Con mucho entrenamiento se puede educar el oído y la voz para lograr hacer polifonía.
Concurso Internacional de Coros TOLOSA 2017
Cámara XXI – 3er. Lugar en categoría Popular
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EeA: ¿Cuáles creés que son los grandes mitos y los más grandes desafíos de la música coral?
RD: Muchas veces la gente no se anima a participar en un coro porque puede pensar que no sabe cantar o afinar, yo creo que con una buena guía y entrenamiento se puede. Otro mito podría ser que se asocie la actividad coral netamente con la música clásica y sacra, pero existe una gran diversidad de repertorio que se puede abordar, como música popular de todo el mundo, música contemporánea, etc.
Sobre los desafíos, uno de ellos sería el cómo romper la cuarta pared, y llegar al público de una forma más cercana. Esto no siempre se logra, a veces la interpretación en búsqueda de la perfección sacrifica fluidez en la expresividad.
EeA: ¿Qué es lo que considerás más hermoso del mundo coral?
EeA: ¿Cómo lograste fusionar esta pasión por el canto coral y la música popular?
RD: No sé si lo he podido fusionar del todo. Busco caminos para llegar a lo que quiero hacer como cantora, y esto algunas veces va en otra dirección al trabajo coral. Pero desarrollar la conciencia y trabajar la auto-percepción de la voz me ha ayudado muchísimo para saber pasarme el «switch» cuando estoy en un coro o cuando voy hacer música en otros formatos. Cuando trabajamos en coro el ideal es buscar que las voces de las cuerdas suenen como una sola, amalgamar, cosa que no es objetivo en la música popular.
EeA: ¿Qué desafíos trajo en tu vida como cantante e intérprete esta situación actual que vivimos?
RD: El 2020 lo había pensado como el año para salir más al ruedo como solista. La idea era generar más oportunidades de presentación, sabemos que eso no fue posible.
Aproveché para cursar algunas materias en modalidad virtual, al comienzo fue algo tedioso la adaptación, tocó trabajar más la sincronía con una pista, escucharse desde la grabación es un gran aprendizaje, en las clases «en vivo» a veces te pierdes el detalle de lo que quieres mejorar, con la grabación es más fácil detectar esas cosas.
Y si bien no pude lanzarme al ruedo como quise, sin duda haberme topado con el Festival digital “Le voy a mi Tierra” ha resultado como una gran motivación para compartir la música por esta plataforma virtual. Trabajar más con la expresividad ante la cámara, si bien me falta un montón por aprender todavía, algo tuve que incorporar también de los aspectos técnicos de la producción, configuración de los aparatos de grabación, etc.
Otra de las cosas positivas que dejó todo esto es que surgió un montón de «en vivo» por diversas redes sociales, pudiendo aprender de ellos más de cerca. Y una lección muy importante también ha sido la importancia de la colaboración en la comunidad musical, compartir el trabajo de los artistas y ayudar a su difusión ha sido salvavidas para muchos, ser mucho más activos con esto.
EeA: Contanos un poco sobre tu participación en el Festival Le voy a mi Tierra.
El festival Le voy a mi Tierra en un principio era de forma presencial, sin embargo los organizadores (grupo Santoral) aprovecharon el despliegue a las redes sociales que trajo la pandemia para lanzarlo de forma digital, de esta manera pudimos participar gente de todos los rincones del mundo quienes amamos la música venezolana. Ha sido una linda experiencia que me ha permitido conocer diversos intérpretes, es muy refrescante y esperanzador ver desde los más pequeños la pasión por nuestra música. Y también ha sido un desafío que me ha impulsado a trabajar aún más mi voz e interpretación.
RD: Como parte de la premiación del concurso tengo planes de grabar un par de temas venezolanos en estudio. Seguramente grabe de forma más casera algunos tangos, porque este año me encontré fascinada con este género musical.
Con el coro Cámara XXI nos seguimos preparando para ir en Junio del próximo año al concurso San Juan coral, el cual tuvo que ser reprogramado por la pandemia. En Che Caracha tenemos en mira seguir trabajando ritmos latinoamericanos. Además también estoy muy contenta de haber recibido varias invitaciones para colaborar en grabaciones de coros uno sería con Lubert Pulval en algo que se viene con ritmos afrovenezolanos, y lo otro sería con un grupo de rock argentino llamado Ismo de la Fauces.
Hermosa entrevista.. sigue adelante con tus sueños y tu hermosa carrera.. sos una inspiracion al arte amor y felicidad.. tqm