ENTREVISTA: María Fernanda Cuartas, Arte colombiano sin rostro que saca la cara – II parte

Por: René González-Medina (Corresponsal Colombia)
Ph: Diana Machado y Jaime Henao

UNA VIDA, UNA OBRA…


Solitaria, siempre. Alejada de todo aquello que no tuviera que ver con su razón de ser: cero amiguera, cero licor, cero cigarrillo; no fue muchacha de fiestas y rumbas aunque nació y creció en la Capital Mundial de La Salsa (Virgo muestra sus sentimientos no con palabras, lo hace a través del arte). Desde su traumada infancia su espíritu introvertido conocería un día, aunque no recuerda la fecha tiene consciencia que fue desde su más temprana edad, a “Andrés”, ese amigo imaginario que hoy, tantos años después, no deja de visitarla y hacerle compañía en su apartamento de “Santa Teresita”. (“El amigo imaginario” -explica el psicólogo educativo Jesús Ramírez-, “es un amigo que realmente no existe, pero que el sujeto vivencia como si fuera real y habla y juega con él. En ocasiones, puede ser un objeto no ficticio, como un peluche o una muñeca, pero por lo general, los amigos imaginarios no forman parte de la realidad. Pueden aparecer incluso varios en diferentes etapas. A mayor creatividad y fantasía del niño, mayor probabilidad de que aparezca o tenga un amigo imaginario. Pero tal como vienen” -concluye el profesional-, “un día se van». “Andrés” no se ha ido y, al parecer, como “Pincel” y demás, nunca se irá).
En su apartamento no hay un solo cuadro suyo. Más de quince cuelgan en la pared, detrás del armatoste de madera vieja que compró en una tienda de antigüedades y refaccionó para dejar como escritorio; pero son diplomas y condecoraciones lo que pende, eso son. Galardones y reconocimientos desglosados con lujo de detalles en su página www.cuartas.com, obtenidos a pesar de la timidez que ella misma ve como uno de sus mayores defectos y que es la única responsable de que en el discurrir de su vida el trabajo haya sido demasiado y la diversión muy poca. Cosas de Virgo, suspira.
Tiene hondas satisfacciones y perennes gratitudes. Por su trabajo, es indudable el cariño que profesa por la serie “Un día en la vida de Raquel”, su obra más premiada (mereció tres distinciones internacionales), relato en 27 cuadros de 3 por 1.50 metros, vendidos todos, que hizo público -aunque de manera anónima- el drama de una joven barranquillera que fuera violada de forma sistemática por su padrastro y que acabó reclutada, a los 16 años, por un proxeneta que la inicia en una carrera de prostitución que la llevaría a consolidar, años después y en Grecia, el más afamado burdel de la península Ática. Por lo personal, el amor sin medida hacia su madre, mentora de su vocación y de su afición hacia todas las artes pues fue ella quien, al matricularla en cuanta disciplina por capricho o por gusto pasajero de niña mimada se le antojó, le inculcó una devoción que mucho tiene que ver con su presente de triunfos (una obra suya, de la serie “La inquietud del ángel”, reposa en Villa Pisani, casa-museo de más de 300 años de antigüedad; aquí, estima la vecina del “Gato del río”, hay metafísica y semiótica; desprendimiento y catarsis en una obra limpia, espiritual, donde el ángel es el feliz mensajero. Su trabajo “Bendiciones de Dios que el hombre convierte en maldiciones”, fueron instalaciones que al salirse de todo esquema causaron ruptura por la sensación de vida que les imprimió. Con “La madre historia es mujer” parió al pasado y al destino al rendir homenaje a personajes influyentes del género en el desarrollo de la humanidad. “La simplicidad del ser” es un meditar, una búsqueda de respuestas a los porqués de la vida: solo “En una mente libre vas a encontrar la verdad, lo incontado, la simplicidad de las cosas”; “la nada eterna” -cierra los ojos y entonces recuerdo que es budista practicante-, “ese frágil desasosiego que a través del tiempo se perpetúa para darle sentido a nuestras vidas”).


A María Fernanda Cuartas lo negro, lo oscuro, la atrae de forma irremediable; eso la lleva a considerarse gótica, practicante de esa subcultura underground que cuenta con su propia forma y estilo de pensar y actuar. Como todos los de estas tribus urbanas es dueña de una visión muy oscura, pesimista y fatalista de las cosas, lo cual es muy alejado del infundió que equivocadamente se les atribuye.

Ese de que son gente innoble, proclive a las malas intenciones. Ella es alguien que, al trascender las ideas y pensamientos convencionales, por su elevada sensibilidad de artista sufre más de la cuenta. En alguna parte la Biblia habla de que “mientras un hombre se vuelve más sabio en esa medida más sufre”. Y sería su adicción a lo oscuro lo que la llevó a idear su proyecto “Post Mortem – Siete minutos de duelo”, un vídeo instalación, otra más de sus rupturas con el purismo de lo establecido en las artes plásticas que mostraba una muñeca-vampiro dentro de un ataúd pomposamente elaborado cuya cabeza, colmillos afuera chorreantes de sangre, durante siete minutos de negro luto (uno por cada diez años de historia del país) que aludían al viaje de los muertos hacia el cielo o al infierno, proyectaba -en un telón de fondo- imágenes del génesis de la época conocida como “La Violencia” en Colombia. Terminado cada minuto la muñeca-vampiro volvía al ataúd y volvía a salir y volvía a esconderse y así sucesivamente durante los siete minutos, dejando por sentado con ese movimiento cíclico que tras cada tiempo de duelo el conflicto -al no detenerse- continúa, se repite, hasta que la misma máquina de la pieza (el país en la simbología) colapse. Como una burla cruel este proyecto fue rechazado al estimar, quienes oficiaron como jurado calificador, que la de María Fernanda Cuartas era una propuesta cargada de inaceptable “violencia” (a la hija de Olga Cadavid la afecta sobremanera la injusticia con los seres menores: niños, ancianos, animales. Al punto de doblegarla. No soporta la soberbia y la hipocresía y se duele de la falta de conciencia del prójimo al ver que no ha entendido que estamos aquí para evolucionar a través del amor y de muchas reencarnaciones. Aún en contra de estas realidades, paradojas de la vida, pasa hoy por su mejor momento como artista. La gobernación del Valle del Cauca, su

departamento, ha enaltecido su trabajo al encargarle la elaboración del diseño de la portada de la edición conmemorativa del sesquicentenario de “María”, novela cumbre de la literatura romántica hispanoamericana, obra del escritor vallecaucano por excelencia Don Jorge Isaacs. De igual modo la efigie que habrá de acuñarse en la medalla que honrará a las personalidades que a juicio de la gobernación merezcan la distinción vallecaucana. Además, le ha encargado, también, la escultura que a las puertas del Aeropuerto Internacional “Alfonso Bonilla Aragón”, con sus seis metros de altura sumados a los dos de la base, tendrá la responsabilidad tanto de dar la bienvenida como de despedir a los transeúntes del primer terminal aéreo del suroccidente colombiano. “Ella”, nombre de la colosal escultura, es una mujer sentada que viste y calza como lo hacen las vallecaucanas: con natural desenfado).

Que Joana Caparros, fundadora y presidenta de la ONG internacional “Women Together”, la haya invitado personalmente a hacer parte de la gira itinerante “Otras meninas” que desde hace 15 años viene recorriendo el mundo con el arte, es – para la hija perdida y recuperada de Don Ovidio Cuartas- motivo de inocultable orgullo. Y, al decirlo, se le ilumina la cara, ese rostro que a los personajes de sus obras ni siquiera les insinúa una línea de expresión.

UNAS PREGUNTAS, UNAS RESPUESTAS

¿Cine? El drama, el suspenso. ¿Romántica? Aunque no parezca, sí. Soy una soñadora. ¿Un escritor? Ágatha Crhistie. ¿Comida? La pasta. La comida mediterránea. ¿Bebida? Café capuccino. ¿Un menú? El mío, el cotidiano en casa: pepino, rábano, tomate, ensaladas. Todas. ¿Atuendo? Visto informal: jean, camiseta, pelo cogido (colas de caballo). ¿Estatura? 1.67 ms. ¿Calza? 37. Mi plata la gasto en calzado. Es mi punto flaco porque para lo demás vivo con lo justo, lo estrictamente necesario. Soy minimalista en mis conceptos y no voy con la imposición de modas. ¿Cábalas? No soy agüerista, ni fetichista. ¿Música? Cuando trabajo escucho a Vangelis, música de la Nueva Era. Pero en otras circunstancias agradezco un trío de cuerdas (“Chacha linda”), un bolero (Roberto Yanés), un bolero-ranchero de Javier Solís (“Cuatro cirios”), uno que otro baladista (Rocío Dúrcal, Alejandro Fernández, Luis Miguel). ¿Fútbol? Lo veo únicamente cuando juegan la Selección Colombia (me encantan Cuadrado, Falcao y James) y el Barca, por Messi. ¿Un libro? Cuatro: “Leyes espirituales” de Van Guillen, “La insoportable levedad del ser” de Milan Kundera, “Seis propuestas paran el próximo milenio” de Ítalo Calvino, y “El prontuario de la estupidez humana” de H.L. Mencken. ¿Proceso de Paz? Importante para que las actuales y nuevas generaciones conozcan y vivan otro país.




DOS CONCEPTOS AUTORIZADOS


La obra de María Fernanda Cuartas, artista colombiana y de amplia trayectoria, ganadora de numerosos premios, sorprende por su frescura y colorido. Sus figuras en un estilo de moderno Decó nos atrapan con sus faces inexistentes. Con sus facciones tan solo imaginadas, especialmente sus personajes sin rostro pero plenamente reconocibles por sus atributos y colorido. María Fernanda se abre un h
ueco en el arte contemporáneo inundado en su mayor parte por obras inexplicables. Avanza hacia un arte figurativo con rasgos abstractos, carentes de pies y rostros, pero dotado sin duda de una genuina y potente personalidad”.

ÁGÜEDA ROMAÑÁ
Curadora del MEAM – Museo Europeo de Arte Moderno

El contexto de la modernidad absoluta y la creatividad plástica en que trabaja María Fernanda Cuartas tiene los sutiles modelos del arte cinético (indudable ámbito de reminiscencias gestálticas) arte que se propuso fuera algo más que simbología social, sin dejar por ello de ser significativo en el goce de las formas, son abstracciones conceptuales las de María Fernanda Cuartas, de lo evidente, pero por el objetivo que las moviliza y por ser de rango estético en su formulación alcanzan los niveles exigidos por la estética de agradar sin comprometer, sin despertar apetencias que impurificarían la representación plástica…”.

ARNAU PUIG
Filósofo, crítico de arte, catedrático de Estética de la Universidad Politécnica de Catanlunya, Miembro de Honor de la Real Academia de Las Artes de Sant Jordi, Presidente Emérito de la Asociación Catalana de Críticos de Arte, Cruz de Sant Jordi de la Generalitet de Catanlunya.

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