Por Florencia Deleo

Paseando por San Isidro, entramos al Museo Lucy Mattos y nos encontramos una vitrina con arte joyero artesanal y del mejor. Elena Angelini, es una artista orfebre que produce sus trabajos en su propio taller en La Lucila. El duro trabajo de labrar el metal, los engarces y las piedras, cobra el mayor sentido cuando el cliente se topa con sus piezas únicas y personalizadas. “Tengo muchas ideas que debo ajustar al tiempo de realización que es lento y exigente, pero muy satisfactorio”, comenta la artista y afirma: “Cada pieza de alguna forma es para mí y tiene que gustarme. Y así es como me conecto con el otro a través de la pieza.”

EEAM: Contanos ¿hace cuánto te dedicás a la joyería?

EA: Hace 12 años que me dedico a full a la joyería. Tomé clases por 6 años, cuando me formé con Virginia Daza.
También incursioné en la gemología y a veces la pieza surge a punto de partida de la piedra y sus propiedades, y a veces el diseño es el que utiliza una piedra determinada. Siempre me interesó y me inquietó aprender joyería: inicié con un curso de engarce en el IUNA y luego con Virginia, profesora colombiana, a tiempo completo y personalizadas en su taller en Microcentro que me enseñó las bases y secretos de la joyería y las piedras preciosas. Nos hicimos muy amigas

EEAM: La realidad es que cada pieza guarda su secreto…

EA: Sí! Cada pieza guarda su secreto y su sentimiento. Primero aparece el sentimiento. Luego viene la realización.

Con mi profesora luego fuimos socias y emprendimos el proyecto Tairona, con diseños precolombinos que abarcan la cultura desde Colombia y regiones que continúan la Cordillera hasta el norte y sur de Argentina, uniendo así los orígenes de los pueblos indígenas de cada región.

EEAM: Exactamente, iba a decirte que tus diseños recuerdan a las joyas precolombinas…

EA: La etapa de la línea precolombina Tairona concluyó aunque conservo algunas piezas. Se dio una evolución del diseño que tiene fuerza propia y es una búsqueda de la templanza y lo que expresan los materiales, mucho más intensa y aventurada.

EEAM: ¿Cómo es tu encuentro con las gemas? ¿Cómo las elegís?

EA: A las gemas me acerco según el momento de vida que está transcurriendo la persona y sus aspiraciones de vida. Ellas refuerzan el proceso como facilitadores, como tendiendo un puente.

Teniendo en cuenta también la dureza, la calidad, la belleza y las propiedades intrínsecas de las gemas.

No nos olvidemos que las piedras formaron parte de toda la materia que hay en el universo y los sabios de la Antigüedad decían que eran objetos muy sensibles a las vibraciones o emanaciones de los planetas, estrellas o conjunto de ellas, existiendo una estrecha relación entre ambas.

EEAM: ¿De lo mismo depende la elección del metal o la aleación o la elección del metal tiene que ver con su funcionalidad/estética?

EA: El metal es clave. El oro es el más importante energéticamente y es el que menos deterioro sufre a lo largo del tiempo. Después, la elección del mismo puede variar y se ajusta al gusto estético del cliente, a la moda, etc 

EEAM: ¿Qué técnicas de la orfebrería sentís que es la que mejor se relaciona a tu trabajo?

EA: Creo que lo que más me representa es la técnica a la cera perdida, ya que me permite abordar toda la gama de formas y diseños. Otra técnica en cera que utilizo es el calcado de flores, elementos de la naturaleza y encajes en algodón y seda antiguos, especialmente diseñados para engarces con piedras preciosas y semipreciosas. También utilizo y disfruto el trabajo y diseño con ácidos que forman calados y con esmaltes sobre metal.

EEAM: Cuando los clientes te contactan, ¿Te piden algo en particular? ¿Piedras, colores o permiten que vos, como artista, descubras su pieza?

EA: Los clientes que conocen mi obra, me permiten completamente desarrollar los diseños y la elección de los materiales; es en conjunto por un tema de costos. Otras personas tienen una idea definida, de catálogo. Algunos me piden en base a algún evento o celebración especial piedras específicas para una pieza, por ejemplo zafiro para 50 años de matrimonio. La mayoría suelen ser los del primer caso. En eventos como matrimonios, donde realizo por encargo piezas para novias como aros, anillos, tiaras o broches, las ideas las suelo ir proponiendo y mostrando como base en mis trabajos previos y definimos un diseño en conjunto.

EEAM: ¿Cuál creés que es la parte más difícil de trabajar en el área de la orfebrería?

EA: También hay clientes que vienen a buscar los nuevos diseños, ya que el proceso de creación y realización está en continua renovación. Con esperanza, deseo que a través de la intuición con que elaboro las piezas estas sean correspondidas y gusten, ya que las hago sin esa expectativa, como una aventura, sin percibir los resultados. Luego, siempre me asombro. Si bien considero de cierta dificultad abrir un proyecto y mostrarlo, desprenderme de la pieza suele ser lo más difícil! Pero sacrificar la pieza es la posibilidad de continuar creando y cumplir otras metas. 

Cada pieza de alguna forma es para mí y tiene que gustarme. Y así es como me conecto con el otro a través de la pieza.

EEAM: Dijiste anteriormente, que utilizás mucho la técnica “a la cera perdida”. Muchas personas oyeron nombrar esa técnica pero no todos tienen muy claro de qué se trata. ¿Podés explicarla?

EA: Se dibuja en papel milimetrado el diseño de la pieza. Luego se parte de un bloque de cera de alta definición donde se toman las medidas exactas y se empieza a trabajar en tres dimensiones, traspasando el diseño del papel. Si es con una piedra se trabaja para la piedra; si es liso, sólo se sigue el diseño y líneas. Así uno se empieza a acercar visualmente al diseño y se corrige en cada momento según el acierto o no. Esto genera muchas veces que existan, durante la realización, constantes ajustes de diseño, en forma ergonométrica, visual y simétricamente. Durante este proceso se realiza y corrige continuamente. Así debemos obtener el modelo terminado, el cual se funde en el metal elegido. Luego se corrigen los defectos de la fundición y se realiza el pulido que le da el acabado final.

EEAM: Sabemos que además de trabajar el metal, también trabajás impartiendo tus conocimientos en tu taller. ¿Qué conocimientos brindás en tus clases?

EA: En mis clases intento transmitir que cada quien tiene una capacidad que lo hace distinto del otro y es asombroso ver cómo a veces los alumnos superan al que enseña, en una instrucción personalizada y a través de su propio estilo.

En mis clases me adapto al nivel del alumno, desde corte soldadura, engarce, cera perdida, esmaltado, ácidos, pulido y gemología, para luego unir todas las técnicas en el diseño y estilo del alumno.

EEAM: ¿Cuál es el público que frecuenta tu taller?

EA: Es muy variado el público y no necesita conocimientos previos. Han venido arquitectos, pintores, como también profesionales de otros campos, como una médica neuróloga, una comerciante, artesanos y diseñadoras de ropa, etc.

EEAM: Claro, no sólo es un pasatiempos, sino que puede ser una muy buena salida laboral para cualquiera que concurra, sin dudas.

EA: Exacto, puede ser una buena salida laboral. Además, trabajar con la motricidad fina genera y estimula estados de relajación y atención.

EEAM: Sabemos que hay una colección permanente de tu trabajo en el Museo Lucy Mattos. ¿Cómo llegaste hasta allí?

EA: A través de una conocida que me la presentó, ya que ella estaba en búsqueda de artistas que trabajaran piezas en metal con piedras. A diferencia de otros museos, Lucy Mattos dispone de un espacio para la exposición de orfebrería. Gracias a su generosidad, me cede un espacio que voy renovando con distintas líneas de diseño.

EEAM: ¿Cuáles son tus actuales y próximos proyectos?

EA: En este momento estoy engarzando una serie llamada Spondylus de aros y anilllos en oro y esmeraldas, y otra línea de un diseño en cera. También trabajando piezas en granate y oro.