Por. Nahomi Martínez
Mucho se habla del público asiduo a los conciertos de música clásica, curiosamente el énfasis siempre está situado en la supuesta imposibilidad de acceder a ellos, relegando el disfrute a “un sólo tipo de público acotado y octogenario”. Cuando en realidad, lejos de ser un estilo inentendible y poco amigable, es un conjunto de emociones, de historias, de vidas, que además, se puede disfrutar en distintos espacios, gratuitos, accesibles y económicos. Se dimensiona pocas veces todo lo que está detrás de esto, la experiencialidad y entrega de cada uno de los músicos que integran una orquesta, directores, solistas, cantantes e intérpretes que trabajan durante toda su vida para perfeccionarse, llenar de texturas y colores los sonidos que podemos percibir.
Así que en principio, invito a todo el que quiera a derribar mitos a leer y discutir lo siguiente:
La música clásica no es elitista, ni de un sector, ni requiere de super poderes para disfrutarla.
La música académica, mejor conocida como “clásica”, nació (como toda la música y cualquier otro hecho artístico y cultural) bajo un contexto y empleando conocimientos, herramientas e instrumentos específicos y representativos de una época, que sin embargo, es absolutamente atemporal. Trascendió su proceso y concepción y, siglos después, continúa llenando de magia las salas de conciertos de todo el planeta.
Ahora bien, grandes compositores nacieron y murieron sin muchos recursos económicos, esto no determinaba su capacidad creativa ni su talento o genialidad, aunque muchas veces, sí condicionaba su capacidad productiva.
Si el nivel socioeconomico no condicionaba a los grandes maestros en su capacidad para crear, ¿Por qué este factor condicionaría a alguien a sentir y disfrutar de su música?
¿El ejercicio propuesto? repetir constantemente: la música clásica no es elitista. Asistí a los conciertos que puedas, leé sobre los compositores y enamorate libremente de cada obra que te mueva.
“Las sinfonías y obras en general son muy largas y aburridas”
¿Recuerdan (o en su defecto, han escuchado) de grandes master pieces de los 60’s, 70’s y 80’s que podríamos comparar con estructuras sinfónicas? Bandas como Genesis, Pink Floyd, Dream Theater, Metallica, David Bowie, y muchos más, que conceptualizaban sus producciones discográficas y se convertían en largas y maravillosas historias hechas arte, siendo música. ¿Pensás en algún disco que en sus 45 minutos de duración sean maravillosos e inolvidables? Eso es una sinfonía, una obra que recorre temas, los abandona y retoma, cuenta historias y envuelven en sentimientos, situaciones y experiencias con las que podemos sentirnos fácilmente identificados.
¿Cómo un amante de la música podría no sentirse cercano a esto? ¿Acaso nos limita el idioma cuando disfrutamos de alguna propuesta musical que nos mueve? Lo dudo. Así ocurre también con la música clásica.
“Hay que saber de música clásica para disfrutarla”
Absolutamente FALSO. Sin embargo, sí existen ciertas situaciones que suelen ser molestas para los asiduos y para los que no lo son, que frecuentemente alejan a los nuevos públicos de la experiencia de disfrutar la música clásica, así que de manera breve, intentaremos explicarlas:
– Aplausos entre movimientos (o antes de terminar la obra):
Aplaudir entre movimientos interrumpe el clima de la obra, de la orquesta que se transporta a lo que quieren transmitir, interrumpe la fluidez de la intencionalidad del director y, es sólo por esa razón, que se considera una situación “inapropiada”.
Nada tiene que ver con la idea de ser “inculto”. Los aplausos son muestras de respeto y admiración, es una manera hermosa de agradecer por la experiencia brindada.
Sin embargo, la música clásica está llena de matices, intencionalidad, sensaciones, colores y dimensiones, que son trabajados con meticulosidad por el director y su orquesta, buscando el “sonido soñado” que cada director de acuerdo a sus conocimientos, investigación y herramientas, considera que concuerda con lo que el compositor quería expresar o considera que suma a la impronta que quiere dejar en su legado como director de esa obra.
Cuando interrumpimos con aplausos, tos, ronquidos o cualquier otro “sonido”, estás no sólo interfiriendo con la intencionalidad de la obra, sino con tu propia capacidad de concentración y disfrute de esa experiencia.
Lejos de considerar la interacción como un factor necesario para enriquecer una experiencia musical, en estos casos, gracias al alto grado de maestría con la que se compone, se dirige e interpreta una obra, sólo requiere de tu poder de entrega. ¿El ejercicio recomendado? Entrar al concierto despojado de prejuicios, con los sentidos dispuestos a ser intervenidos, con predisposición a soñar y a sentir lo que se quiere transmitir con esa única e irrepetible presentación en vivo que vas a presenciar. Espacio para los aplausos y refrescamiento innecesario de gargantas siempre habrá antes de iniciar el concierto, en el intermedio y al final de cada obra.
Dato de color: Podés darte cuenta que en cada concierto te será entregado un programa, el mismo,indica la obra que será interpretada y si está compuesta por varios movimientos o no, te servirá de guía para compenetrarte con la obra.
“La música clásica es para gente grande”
Nada más alejado de la realidad que esta afirmación, no sólo porque disfrutar la música nunca dependerá de la edad, sino de las ganas que tengas de ser parte de esa experiencia, además, te darás cuenta que las orquestas más reconocidas y aplaudidas a nivel mundial tiene entre sus integrantes a una gran cantidad de jóvenes músicos (muy muy jóvenes). La música clásica es vigorizante, apasionada y es interpretada magistralmente tanto por adultos como por jóvenes sumamente talentosos. Más poder de identificación.
“La música clásica es inaccesible”
Actualmente, la Ciudad de Buenos Aires, cuenta con un sinfin de propuestas completamente gratuitas para su disfrute en salas como:
La USINA del Arte: www.buenosaires.gob.ar/usinadelarte
Algunas funciones del Teatro Colón: Las entradas gratuitas para todos los conciertos del ciclo Intérpretes Argentinos se podrán retirar los viernes previos a la presentación correspondiente, de 9 a 20 en la boletería del Teatro Colón, Tucumán 1171 (4378-7109). Se entregarán 2 localidades por persona hasta completar la capacidad de la sala.
Colón Contemporáneo: con entradas desde $250 http://www.teatrocolon.org.ar/es/temporada/2018/contemporaneo
Sala Sinfónica del CCK: http://www.cck.gob.ar/programacion/musica_100
Asimismo, el acceso a propuestas de altísima calidad con orquestas e importantes músicos nacionales internacionales, se hace más frecuente, tal es el caso del presentado por la Fundación Coliseum (Teatro Coliseo) con su conocido ciclo anual “Nuova Harmonia” que nuevamente abre un “Abono Joven”, que según nos cuentan, “tiene como objetivo atraer a nuevos públicos al fascinante mundo de la música clásica”, esta acción está dirigida a menores de 35 años, con descuentos de un 50% en la compra total del abono que incluye:
- Gala Lírica: Vincenzo Costanzo (Tenor) y Giovanni Auletta (Piano)
- Concierto Sinfónico: Orquesta Sinfónica Estatal De Rusia. Terje Mikkelsen (Director) y Philipp Kopachevsky (Piano)
- Dúo de Violín Y Piano: Domenico Nordio (Violín) y Orazio Sciortino (Piano)
- Cantata para Narrador, Soprano y Orquesta: La Vita Nuova de Dante Alighieri. Nicola Piovani (Director)
- Ballet : Balletto Di Roma. Giulietta E Romeo
- Concierto Sinfónico: Orquesta Sinfónica de Jerusalén. Yeruham Scharovsky (Director) Y Itamar Zorman (Violín)
- Concierto de Cámara: Orquesta de Cámara de la Filarmónica Checa
- Concierto de Cámara: Sestetto Stradivari (Miembros De La Orchestra Dell’accademia Di Santa Cecilia, Roma).
- Concierto para dos Pianos e Imágenes: Natasha Binder (Piano), Karin Lechner (Piano), Imágenes de Mariano Nante.
- Opereta: Candide De Leonard Bernstein. Orquesta Estable del Teatro Argentino De La Plata. Director De Orquesta: Pablo Druker Y Director Escénico: Rubén Szuchmacher
. + info sobre el Abono Joven: www.teatrocoliseo.org.ar/nuovaharmonia
De esta manera y para finalizar esta extensa nota, es como comenzamos a visibilizar nuevas oportunidades de ser parte de experiencias musicales enriquecedoras que van apareciendo constantemente en la agenda porteña, y a las que están todos invitados a participar de manera constante.
Renovemos los públicos, ampliemos nuestra capacidad de disfrutar y compartamos con todos las herramientas que nos ayuden a acercarnos a nuevas experiencias y formas de consumo cultural.
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