MÚSICA: Arpeghy, 10 años de Rock

Por Florencia Deleo

«Viste cuando dicen ‘Envejecer como lo hace un buen vino’? Bueno, así pero al revés. Diez años te pueden servir para nada, o para hacer un montón de cosas. Algunas cosas hicimos. Aprendimos a tocar mejor, nos equipamos, supimos mejorar nuestro entorno (plomos, prensa, sonidista, iluminador, etc) y entendimos bastante el manejo interno del mundo de la música. Del EP “Sueños Oscuros” (al que adoro) a “Claroscuro” hay un año luz de distancia, en cuanto a lo compositivo y en cuanto a la grabación. Por suerte, para mejor. Yo en lo personal, intenté mejorar mi nivel musical, pero terminé perfeccionando a niveles insospechados el ahora famosísimo “solo de pelo” (patente pendiente). La gente me mira revolear la cabellera y piensa que la estoy rompiendo, que soy el mejor del planeta. Mucho más fácil que aprender a tocar mejor. Giardino, andá a buscarla al angulo.» Primeras palabras de la entrevista a Diego Solís, guitarra de la banda de Mataderos, Arpeghy, que cumplió sus primeros 10 años (formales) en el mundo del rock argentino. El pasado sábado 28 de octubre se presentaron en The Roxy (Palermo) para celebrarlo.
Charlamos con él y Gonza álvarez (Bajo) sobre la banda y lo que significa tener ya una década encima.

Sábado por la noche, alrededor de las 21.30hs y luego de dos bandas soportes, se presentó Arpeghy en Colegiales, para celebrar junto a sus fans, amigos, familiares y demás seguidores, sus primeros 10 años de vida.
Un lugar cómodo y con gran sonido acompañó un show cargado de emociones y primeras veces.

La noche comenzó con «No hay final«, un tema de su último disco, Claroscuro, bien potente para arrancar con todo. Por los pasillos podías ver fans casi llorando por haber seguido a la banda desde sus comienzos. Cuando le preguntamos a Diego sobre qué extrañaba de aquellas épocas, nos respondió al mejor estilo Solís: «A nivel personal, extraño un montón de cosas. Lo que más extraño es tener 10 años menos. En esa época yo tenía 25 años. Y cuando tenés 25 años está todo mucho más bueno. Sos mucho más flaco, más ágil y tenés el colesterol y la presión en niveles normales. Podés tomar un montón más y curiosamente tener menos resaca. También, en esa época, yo era mucho menos padre que ahora, aunque eso no lo extraño para nada.  En cuanto a lo musical, no te voy a mentir. No extraño mucho. Armar Arpeghy con recursos NULOS fue un esfuerzo descomunal. Fue durísimo y agotador. No puedo negar que también fue divertido, pero no sé si hoy lo resistiría. Y entiéndase “no sé si lo resistiría” como un eufemismo para “antes prefiero hacer gárgaras de hormigas coloradas vivas”. Hoy la banda está en marcha y si bien el esfuerzo sigue estando, podemos volcarlo en cosas mas productivas y placenteras, como grabar o componer.» Con ese tono sarcástico y a la vez profundo que lo caracteriza, también cuenta: «Durante estos 10 años, pasaron muchas personas por nuestras vidas como por la de la banda. Músicos, productores, fans, amigos, amantes, novias, dealers, ayudantes y demás. Y todos aportaron su granito de arena para que hoy seamos una banda reconocida en el ambiente. La historia de la banda tiene mas de 10 años, me animo a decirte que tiene edad como para votar. El sábado, también estuvieron presentes en mi memoria las personas que pasaron antes del 2007, año en que se editó Sueños Oscuros. Fue un show lleno de emoción, nos divertimos muchísimo y nos llenamos un poquito de nostalgia, porque no admitirlo.«

 Mirá el comienzo del show acá

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Para todos los que presenciamos el show fue especial. Estuvo presente por primera vez el hijo del tecladista Jorge Justo y el hijo de Diego, al cual le dedicó la canción «Razón para Pelear» (con la cual cerraron el show. Gonza Álvarez, el bajista que vemos en todos los escenarios con la máscara (quien es alumno de Ale Fernández, la voz), cantó por primera vez ante el público con una excelente recepción y apoyo. «No tuvo nada de especial. A los humanos nos encantan los números redondos. Tener $999.999 en el banco, no alcanza, porque por algún motivo lo que se festeja es “el primer millón”. Y con el tiempo pasa lo mismo. Se conmemoran años, décadas, siglos. Y es que la ilusión del tiempo tiene esa cagada: necesita un montón de ceremonias para perdurar. Miremos bajo el microscopio relojes y calendarios y no encontraremos más que los planos de un engaño. El tiempo es una mentira. Y es por ese carácter tan defectuoso del tiempo, que el hombre se ve obligado a inventar cumpleaños, fines de año, navidades y aniversarios, que en realidad, solo existen para alimentar un delirio del hombre: Darle sentido al tiempo. Quizás el año que viene festejemos los 11 años. La pasamos genial festejando los 10. No sé si vamos a tener la paciencia necesaria como para esperar al festejo de los 20«, dijo Solís. Para Gonza, fue una nueva experiencia: «Cantar en vivo me gustó, lo pasé genial…! Obviamente me falta mucho para ser un Alejandro Fernández, pero bueh…(risas)! Creí que iba a estar nervioso pero no, creo que tener el bajo arriba de los escenarios hizo que solo lo tome como un instrumento más, y no una situación diferente como lo fue realmente. La gente de enganchó, me respeto y eso lo valoro mucho!«.

Gonza Álvarez cantando por primera vez ante el público de Arpeghy

Diego y Jorge, también tuvieron placer de interpretar una tema viejo, pero que acababan de improvisar, y que según cuentan, surgió en un ensayo a modo de chiste. Jorge lo quiso y Diego adhirió: «Te Recuerdo», de CAE, el Bon Jovi argentino, tuvo amplia repercusión entre los seguidores de la banda, que ya conociéndolos, festejaron el entremés. Ale, cantó varios famosos temas de rock de Whitesnake, Bon Jovi, entre otros.

  

Las voces de Jorge Justo y Diego Solís cantando «Te Recuerdo»

«Con respecto a cantar canciones que el público no se esperaba, estuvo genial. Disfrutamos mucho tocar temas que hace muchos años no tocamos. Como por suerte nuestro público no se las acordaba ni de casualidad, no creo que se hayan dado cuenta de los pifies. Un lujo» acotó Diego.
Gonza, por su parte nos habló sobre el trabajo en equipo: «Creo que el ejemplo más claro es las composición. Claroscuro se hizo en equipo, se puso la lupa en cada detalle, se creó un sonido más propio, se siente a la banda como un todo. La diversión no es parte del trabajo pero es algo que está siempre (risas)»

Para todos los ansiosos que nos preguntamos qué va a ser de Arpeghy en los próximos tiempos y sobre el rumor de un nuevo cd, recibimos esta respuesta: «No tengo la más pálida idea – exclama el señor Solís, y continúa,- a esta altura, ya todos los miembros de la banda aceptamos el hecho de que vamos a seguir siendo pobres por un largo rato (risas). No es tan malo como suena, eh. Vos imagínate a los pobres tipos que viven de esto. Claro, andan todos en 4×4 y tienen mansiones, pero viven mirando el reloj. A nosotros no nos corre ninguna multinacional con fechas de entrega de nuevo material, lo que nos permite componer y grabar con absoluta libertad. 
La música es nuestra última línea de defensa contra la monotonía y la rutina del despertador, el café de oficina, las corbatas y las bocinas. Podes ir al psicólogo, hacer ejercicio, ponerte a dieta, o incluso casarte con alguien que haga milanesas napolitanas de puta madre, y aun así sentirte desdichado. El secreto está en encontrar eso que te hace sentir vivo, por encima del dinero o la fama. La música es nuestra resistencia. Es nuestro Hodor.
Hace poco estaba ensayando solo en mi casa, meditando sobre aspectos trascendentales de mi existencia (qué hice para merecer ésto, por qué no me dediqué a la cumbia, a qué huele un cheque por derechos de autor, etc) cuando me interrumpió un vecino que estaba escuchando reggaetón a volumen demencial. Me enojé tanto que subí el volumen y empecé a tocar acordes aleatorios, uno atrás del otro, sólo para molestar. ¿Y sabés qué sucedió? Terminé componiendo un tema. Dicen que Salvador Dalí necesitaba escribir enojado, por eso usaba zapatillas que le molestaban. Yo soy igual, pero en lugar de usar calzado chico, pongo Arjona a todo trapo durante una hora. 




A lo que voy, es que no estoy seguro si estamos preparando un disco nuevo. Estamos componiendo. A veces por separado, a veces todos juntos. A veces grabamos demos. Cuando entre todos juntemos al menos 10 temas que nos gusten, seguramente nos meteremos de lleno en al estudio a grabar. Hoy los músicos de hard rock y metal, somos como esos soldados japoneses que, desconociendo el final de la 2da Guerra Mundial, se mantuvieron ocultos en la selva por décadas. Somos soldados dando batalla en una causa perdida. ¿Quién nos apura? Saldremos a disparar cuando estemos seguros de poder dar en el blanco. ¡Otro beneficio de ser pobres y no famosos!»













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