ENTREVISTAS. Yajaira González y su libro «Creo que quiere matarme»

Haces unas semanas llegó a mis manos “Creo que quiere matarme” publicado por la Editorial Ígneo, un libro escrito por Yajaira González. Me gustaría poder describirlo pero solo encuentro la manera de referirme a esta obra como un extracto de una realidad contada con tanta crudeza, que el terror que se siente, no es sino simple e invaluable empatía.
Historia tras historia, González intenta hacer ficción de la realidad actual y atemorizante que viven millones de venezolanos, relatos escritos tan magistralmente, que deja la sensación agridulce del disfrute de su estilo de escritura impecable con una realidad macabra y desesperante. La publicación puede adquirirse en formato digital o impreso en cualquier parte del mundo a través de Amazon o en la web de la Editorial Ígneo.
Conversamos con la autora de “Creo que quiere matarme”, lectura imprescindible cuando se tiene la duda de cuál es el día a día en el país caribeño.

EeA: ¿Cómo inicia tu camino por el mundo de la escritura.
YG: En secreto y a escondidas, tenía 6 años y oculté que sabía leer hasta los 7 u 8 para poder leer los libros prohibidos. Mi casa era muy grande y siempre se la pasaba llena de parientes que vivían en el interior, mi hogar era su primera opción, una prima cuyo marido la había dejado por otra y se aparecía con tres muchachos bien llorones y fastidiosos, unos sobrinos que venían a estudiar a Caracas, y otra caterva de parientes y amigas de fulanito que era cuñada de la comadre de menganito. Esos eventos me causaban grandes molestias ya que siempre me gustaron la soledad y el silencio. Los niños eran unos completos salvajes y rompían mis juguetes, acababan con mis creyones, dormían en mi habitación, en síntesis, los odiaba y por más que me quejaba nadie les ponía freno. Para drenar mi frustración se me ocurrió empezar a escribir toda clase de palabrotas en las paredes, total, nadie conocía mi secreto y nunca temí que me descubrieran, así que escribía: Ana Lucía es puta, Ramón se pone los calzoncillos de Julio y se los guarda sucios, Rosa María se besa en el baño con José Emilio. (que eran primos y tenían 12 años) Aquellos comienzos del grafitti caraqueño dieron un resultado inesperado pero que solucionó mis problemas, todos se miraban con recelo y empezaron a desconfiar unos de otros, hasta que estallaba la gran pelea en la que salían a relucir toda clase de resentimientos pues se culpaban unos a otros de los escritos en las paredes. En resumidas cuentas, todos se iban a sus lugares de origen y una vez más reinaba la paz. Esos fueron mis orígenes en la escritura, ahora, en la literatura fue otro el proceso.
EeA: ¿Cómo es tu proceso creativo en la escritura?
YG: Nunca empieza con un acontecimiento, una anécdota o algo que vi, eso por lo general es lo último, siempre empieza con una frase dándome vueltas y vueltas en la cabeza y hasta que no la escribo no me deja en paz. A veces pasa algo maravilloso y escribo algo, a veces son solo bromas de mi inconsciente, que aunque alguien (no sé quien, quizás sólo sea un tonto meme “motivador” de eso que ponen en fb) haya escrito que el inconsciente no tiene sentido del humor, vaya que sí lo tiene, es más, toda humorada sale del inconsciente. Los procesos van creciendo y acompañándote en todas las etapas de tu vida hasta que terminan envejeciendo con uno, esa etapa puede ser terrible, te descubres un día echando de menos todo porque nada de lo que conociste se queda contigo, murió toda la familia con la que naciste, muchos de tus viejos amigos ya no están. Es una excelente etapa para escribir y no tiene porque ser triste, lo peor que puedes hacer es intentar escribir cosas de gente joven, describir las ciudades y sus acontecimientos como si fueras joven, ahí está la ciudad, es la misma, pero tu mirada ya no lo es. Es la etapa de desarrollar la maestría con tu lenguaje, tu mirada, que no necesariamente tiene que ser asunto de viejos sino de vivencias, experiencias y sentimientos.
EeA: ¿Cuál fue el desafío más grande de escribir tu más reciente libro «Creo que quiere matarme»?
YG: Terminarlo, quedó muy corto, siento que tenía muchas más cosas que decir, ni bien terminaba un relato, surgían nuevos golpes que merecían incluirse, hasta que entendí que no lo terminaría nunca porque nunca dejaban de pasar cosas. Se me hizo muy doloroso todo el proceso y empezó a resultarme insostenible, ilegible, y lo dejé allí, una condensación bastante somera de lo que según creo es una realidad que pudo más que yo y me ganó la partida.

EeA: ¿Qué deseas lograr con esta publicación?
YG: Que la lean, los escritores escribimos para ser leídos, pero es demasiado difícil lograrlo, porque ni regalándolo he logrado que algunos amigos la lean (la mayoría si) pero mucho más que los escritores, los lectores son una especie en extinción, y eso que aposté por un formato muy breve que puedes leer fácilmente entre unas cuatro estaciones del metro, pero ni así, el informe que recibí de la editorial fueron dos libros vendidos que me reportaron la suma de cuatro dólares. ¿DOS LIBROS VENDIDOS? Me imagino que el reporte de Amazon no ha llegado completo a la editorial porque tengo fotos de algunos amigos en Madrid, Miami, Italia, y otras partes con el libro en las manos. Aún no me recupero del shock que me causó ese reporte.
EeA: ¿Qué recomendaciones das a los/as lectores/as que se sumergirán en «Creo que quiere matarme»?
YG: Que lo lean como algo muy real a pesar del tono fantástico que tiene. Nada en él es fantasía ni surrealismo, son vivencias increíbles y dolorosamente reales.
EeA: En tu opinión, ¿Cuál considerás es el legado del escritor?
YG: Dejar un retrato vivo de su época así escriba ciencia ficción, una mirada escrutadora que siempre llenará al lector de interrogantes pero nunca le dará respuestas, y lo mágico es que un buen libro admite muchas lecturas y en cada nueva lectura las preguntas serán otras, al igual que el escritor, una buena obra crecerá y envejecerá contigo.
EeA: ¿Qué recomendarías a las personas que desean dedicar sus vidas a escribir?
YG: Que empiecen cuanto antes porque escribir es como una especie de lotería, a algunos les toca el premio gordo y vende muchísimos ejemplares que uno no entiende por qué se vendieron y el tuyo no, si el tuyo es tan bueno y hasta mejor que el best seller, pero siempre es envidia, lo admito, no obstante nunca se debe dejar de escribir por vender o no, uno escribe porque no sabe qué hacer con su vida, porque se siente abrumadoramente solo, o porque cree que sus historias pueden interesarle a otros. Siempre que sientas que escribir es tan necesario para ti como ser bailarina o futbolista, escribe. Es cuestión de vocación.
Descripción:
En Creo que quiere matarme de Yajaira González, Venezuela es un tema para quienes la habitan, quienes la recuerdan, quienes no pueden desprenderse, por más que lo intenten, de ella. Cada historia que se escucha dentro y fuera del país parece un relato de realismo mágico, sin embargo, son historias cada vez más tristes y más ciertas.
Este libro relata la miseria de esos personajes que protagonizan la historia venezolana, en minúscula, una historia que toca, incluso, a quienes nunca han estado involucrados en ella. Creo que quiere matarme recoge el ruido de huesos viejos haciéndose polvo, el clamor silencioso de los afectados por una tragedia que se extiende por más de dos décadas, que se sienten abandonados en un cementerio, rodeados solo de recuerdos.
No son relatos felices, ciertamente, pero rescatan entre líneas eso que hace de la venezolanidad algo contagioso: dar la mano al otro, la risa, el amor a la libertad.
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