«El Stencil, lo humano y lo real»
Por. Nahomi Martínez
Por. Nahomi Martínez
Y finalmente ocurrió, fue uno de esos acercamientos profesionales, que generalmente resultan circunstanciales, generados por redes colaborativas, y dependiendo del ámbito, resultan ser acercamientos humanos y envolventes, así conocimos Kaffee Flash Stn. Daniel Meneses (39), es un artista urbano con 20 años de trayectoria profesional.
Conocido no sólo por el importante lugar que tiene en la movida urbana y su impecable talento con el Stencil, sino por los talleres y actividades que durante dos décadas, «Danielsis», viene realizando en las comunidades, enriqueciendo la expriencia de chicos, jóvenes y no tan jóvenes, de experimentar un acercamiento directo con la conceptualización de ideas y su posterior proceso de convertirlo en un producto cultural.
A través de sus talleres bajo, el perfil de «Kaffee Flash», Meneses no sólo revaloriza constantemente su participación activa en la cultura comunitaria, sino que se renueva como artista y se nutre de encuentros con otros que son parte importante del circuito.
A continuación compartimos una especial entrevista que tuvimos el gusto de realizar en exclusiva, en la que ahondamos en las razones que lo mueven y lo llevan a dedicarse al arte urbano y a generar de manera constante acciones comunitarias.
EeA: ¿Cómo inicia tu interés por el Stencil?
DM: Mi primer acercamiento a la técnica del stencil se me presenta como un mensaje divino -risas- pPorque, del mismo modo que para algunas personas se les presenta una imagen en una mancha de humedad en la pared, o en cualquier superficie, en mi caso en particular estoy en condiciones de afirmar que, la revelación de mi vida con el stencil, es debido a la aparición de la Virgen… -risas-.
Te cuento, mediado de los 90’s, la Parroquia Santo Domingo Savio, del barrio La Cava, ubicado en San Isidro, recibe la visita de la virgen de Luján. Luego de la misa, hacen un recorrido por el barrio llevando a la Virgen con la posibilidad de permanecer unos minutos en algunas viviendas vecinas. Cuando la retiraban para retomar el recorrido, alguien pintaba en la puerta o en la pared de la casa una imagen de la silueta de la virgen con la frase: “esta casa es de la virgen”. En ese tiempo yo tendría unos 16 o 17 años, edad en, la cual, me ubico como punto de partida para todo lo relacionado al arte visual, ya que tenía un cuaderno donde volcaba escritos, dibujos, collages, aún sin tener conocimiento del término de cada cosa. Era pura emoción de la expresividad. La necesidad de compartir y comunicar.
Me había llamado la atención que esa pintada se repetía una y otra vez, mismo tamaño aunque sólo variaba su color. A veces, la veía verde, otras color azúl, o negro. Hasta que un día, encontré a la persona en el momento justo en que la estaba pintando. Me acerqué pero no para preguntarle qué es lo que estaba haciendo, ni cómo ni por qué. Tan sólo me limité a mirar. Sería por la edad, por vergüenza, o por no saber cómo abordarlo con una pregunta o iniciar una charla con esa persona. Así que sólo me quedé mirando.
Y así, como yo tenía un cuaderno conmigo siempre, con el tiempo fui teniendo conocimiento de las cosas por su nombre, como la palabra boceto, y que aquello que recortaba y pegaba sin razón alguna se llama collage, y cada sentido y significado de esos deseos de plasmar un pensamiento, una idea, comprendí que aquella vez que sólo me quedé mirando a la persona que pintaba la imagen de la virgen de Lujan en la pared, ya estaba aprendiendo. Y ¿qué aprendí? Aprendí a observar. A observar los materiales que utilizaba y cómo los utilizaba. Que la imagen estaba calada en un soporte mas o menos rígido y al aplicarle pintura en aerosol, la imagen podría reproducirla tantas veces como así lo quisiera o requiera, y que podía lograr capas de colores mediante otras plantillas. Recuerdo que, con toda esta información, me dí maña para pintar mi primer remera. algo relacionado a una banda. Recuerdo que el diseño fue un collage de mi cuaderno. Y con esa remera no sólo habré ido a ver esa banda, no lo recuerdo bien, si recuerdo que con esa remera me iba a la escuela, me paseaba por el barrio, e iba al almacén a comprar.
Diez años después comencé con Kaffee Flash Stn, y recordando esa experiencia durante la búsqueda de temas para armar mi carpeta de imágenes de stencil, aquello que en la edad de mi adolescencia necesitaba expresar o comunicar, por ejemplo, llevando una remera pintada, respondía a un eje temático, que los elementos que conformaban ese discurso mío, era mi medio de comunicación. En este caso, una comunicación visual, propia de la técnica gráfica del stencil.
EeA: ¿Cuál fue el proceso de tu desarrollo creativo y artístico hasta llegar a esta propuesta que estás desarrollando en la actualidad?
DM: -El perfil Kaffee Flash Stn siempre fue en base a lo que me conmovía relacionado a la música, la literatura y el cine. Y también respondiendo a una lectura de reminicencias. Fue desarrollandose por sí mismo, dado que se trata de mi vida, de mis gustos, de lo que me alimento, por describirlo de algún modo. Después adopté formas que van por el lado de la intervención poética urbana. Imágenes y palabras. Fragmentos de textos, poemas, canciones, etc. Dylan Thomas decía no ser un poeta y se describía a sí mismo como un “caprichoso usador de palabras”. Bueno, me hago eco de esa voz. Soy un caprichoso usador de palabras e imágenes -risas.
Siempre renegué de la palabra artista. No la rechazo. Y estuvieron quienes me decían de asumirla, y entiendo que siempre es con propiedad, con responsabilidad y compromiso. Para mí, definirme como artista implica diferenciarme de otros, y yo no quiero diferenciarme porque necesito conocer, seguir aprendiendo. Y siento que esa diferencia es una distancia o una serie de distancias, y lo que necesito son acercamientos. Por supuesto, que en esos acercamientos me dirijo al artista, de quien recibo un aprendizaje, una experiencia única de, la cual, se transforma en mi lenguaje visual. Y lo gratificante que es cuando estos artistas me reconocen, me llaman por mi nombre, y nos juntamos a charlar, compartir miradas, opiniones, y me convocan para pintar juntos, participar en eventos. Es muy linda esa faceta. La disfruto.
EeA: Contanos un poco sobre tu proyecto socio-cultural.
DM: Volviendo a la edad donde comienzan mis acercamientos al arte visual, durante la adolescencia, había comenzado a ir a un Centro Cultural del barrio. Primero por el lado de la música. Después me sumé a participar en un taller de escenografía, de pintura… O sea, nunca me propuse tener un proyecto socio cultural. Es mas, mi perfil como tallerista fue desarrollándose debido a involucrarme en el todo, no sólo como alumno del taller que asiste y a otra cosa. Sino que llegaba antes y me gustaba ayudar a preparar todo antes de comenzar, y lo mismo después al terminar y quedarme a charlar. Sentía que ese lugar era único y siempre lo sería.
Los espacios culturales hicieron de mí quien soy hoy en día. La conexión del arte con el barrio desarrollaron mi lenguaje como tallerista conociendo las necesidades de ambas partes, de mí hacia los vecinos o participantes de lo que proyecte la actividad a realizarse y, a su vez, de los vecinos hacia mí, haciendo realidad las propuestas. Bien podría decir también, que ese lenguaje es parte del perfil artístico, porque es ahí donde conozco mi identidad en el arte visual. Luego, comencé a estudiar diseño gráfico pero no lo ejerzo.
Durante 20 años mi conexión artística siempre fue con el barrio, los vecinos, los niños, los jóvenes adolescentes y los adultos, coordinando talleres, intervenciones y experiencias mediante actividades. En esos aspectos, la parte del diseño, la vuelco desde su lenguaje práctico. Podría asumirlo como un proyecto socio cultural, pero es que siempre formé parte de los proyectos. Me gusta mucho sumar y construir colectivamente. Además, cuento con un plus extra que es mi perfil con Kaffee Flash, el cual, obtiene una fuerza que movilizó ese espíritu inquieto cuando fui conociendo el fenómeno del arte urbano y los artistas cada uno con una impronta única y particular. Fuertemente inspirador y motivador. Uno de ellos es el colectivo artístico Hollywood in Cambodia. ¡Por siempre! Entonces ese lenguaje visual por un lado, y el propio lenguaje artístico por el otro, hacen al desarrollo de mi voz, por así decirlo y la comparto con el barrio, esté donde esté ofreciendo un taller.
Por el lado del stencil, dí talleres pero mucho más extensos de lo que es un taller de esas características que se ofrecen a modo de seminario. Le dedico un contenido mediante el cual, el objetivo es estimular y desarrollar desde un espacio de reflexión y las propiedades del diseño, a través de un medio de expresión, la interacción y comunicación colectiva, como también, la construcción cooperativa para poder orientar las aptitudes artísticas y facultades creadoras. Todo esto es abstracto desde el pensamiento, pero el resultado es conocer la propia voz, de lo que cada uno es capaz de comunicar. En estos talleres participaron desde niños a adolescentes y adultos. Siempre lograron plantillas que, después, se las pedía prestadas para un fin de semana porque participaba en un evento y estaban muy buenas y bien logradas -risas-.
EeA: ¿De qué forma crees acercar herramientas que fomenten la expresión artística y creativa, suma en la vida de los niños?
DM: Una experiencia para compartir respecto al taller de stencil, fue en una escuela secundaria especializada en arte. Lo que a mí me sucedía a los 12 años, era que si bien me gustaba el skate, por ejemplo, no encontraba a alguien mas que lo practique, entonces me sentía solo y lo dejeba de lado. Lo mismo sentía con el rap (porque me gustaba el rap y lo bailaba, o hacía de cuenta que bailaba -risas-). Y te hablo de tiempos donde no existían estos medios de comunicaciones ni las redes sociales, etc. Si había algo que motivaba en materia de conocimientos, era necesario salir a buscarlo.
Yo era muy chico y no sabía moverme por mi cuenta. No conocía más allá de acá. Ni en el barrio, ni en la escuela encontraba un par para estas cosas especificamente. Entonces, recuerdo la experiencia de ese taller y uno de los chicos cruzado de brazos super atento a cada palabra que compartía a modo de introducción a la técnica, advertí su tabla de skate que la tenía a sus pies. Él, con 12 años de edad. Charlamos un poco y me contó que estaba interesado en la escultura, una asignatura de esta misma escuela.
Hacía mucho tiempo que no tenía un grupo de jóvenes adolescentes con estos intereses y manejando ciertos lenguajes técnicos en el momento de la puesta en práctica. De pronto se me hacía difícil respirar con normalidad porque caía en esa triste desigualdad que por un lado, en los barrios hay un chico de la misma edad con las manos arruinadas porque tiene que salir a laburar, abandona la escuela, y el tiempo se lo lleva lejos. Y por otro lado, está el chico con intereses o curiosidad por el arte o alguna expresión artística, porque asiste a una escuela donde tiene la posibilidad de conocer. Y es ahí donde mi voz, mi lenguaje, está presente en los barrios, abriendo esas puertas para llevar todo aquello que a mí me formó y me sigue formando, me alimenta, me hace ser y me libera a un sinfín de posibilidades y acercamientos. Y mejor aún, cuando tengo las mejores compañías porque esto tampoco lo hago solo. Lo mismo siento con Kaffee Flash Stn.
Las veces que habré llevado todo ese mundo de color que tiene el Street art, al comedor, a la biblioteca, al centro cultural del barrio. Y no sólo realizado desde esa voz, sino que es la propia voz del grupo de jóvenes que asisten al taller, o la misma vecina que elabora su plantilla y decora un ambiente de su casa o el cumple de algún ser querido pintando un cartel. Ahí está el sentido y el significado.
EeA: ¿Te parece que aún existe algún tipo de estigmatización del arte urbano? ¿Qué opinás al respecto?
DM: Hace poco un amigo anunciaba que iba a estar en un programa de la tele como invitado para hablar sobre arte urbano. Alguna que otra vez habré escuchado a alguien decir que el arte urbano “ya fue” ¿Qué más hay por decir? Siento que siempre habrá algo para decir y compartir con los demás, porque cada vez hay mas artistas emergentes y con propuestas bien frescas y renovadoras y, por supuesto, motivadoras. Recuerdo mediado del 2000 estaban las Expression Session que se reaizaban en el barrio de Nuñez y siempre estaba atento al fotolog por próximas convocatorias. Era un fin de semana de pintadas y música. Yo iba a participar o simplemente asistir y mirar todo. Después se dejaron de hacer, pero siempre volvía al fotolog a revisar si había alguna data, y nada. Con el tiempo me fui dando cuenta que uno mismo podía organizar un encuentro de estas caracteristicas, convocar artistas del barrio y darle una mano de color a la plaza. Poner algo de música y pasar una linda jornada. Yo no me daba cuenta por el hecho de que forma parte de mi vida, pero en cierta manera lo realizaba en mi barrio, en el barrio de La Cava junto a los vecinos formando parte de un evento como podría ser la celebración del Día del Niño u otro festejo, y llevaba mis carpetas de stenciles y pintábamos una pared todos juntos. Pero ése perfil dentro del Arte Urbano necesitaba alimentarse precisamente de Arte Urbano. Me llenaba de toda esa vibra y después la compartía.
EeA: ¿Con qué soñás como artista?
DM: Así como las bandas de rock anuncian sus giras en un flyer con una lista de ciudades a presentarse, del mismo modo sueño con una gira Kaffee Flash Stn -risas- Me gustaría conocer México en la realización de ese sueño.
EeA: ¿Qué significa el arte para vos?
DM: Está quien dice «No existe, en realidad, el arte como tal. Sólo existen los artistas.»
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