Por Florencia Deleo

El V Certamen EEAM 2021 de Fotografía tuvo 170 fotógrafos participantes de varios países de Latinoamérica como Argentina, Bolivia, Chile y Brasil. Nuevamente, el equipo de Expertos en Arte FD Magazine, seleccionó un 10% de los trabajos dejando a los finalistas en manos del voto popular del público instagramero. Carolina Hormazabal, fotógrafa chilena, obtuvo el primer puesto con su obra “Trascender”, al cual siguió con el segundo puesto Verónica Raffaelli con “Colapso” y María Belén Amitrano con “Normalidad”. Dos obras más obtuvieron menciones como 4to y 5to puesto: Marina Claudia Bortnik con “Siluetas” y la fotógrafa brasilera Rose Battistella con “Isola Da Mente” respectivamente.

Sobre “Trascender”, Carolú -pseudónimo que utiliza- nos contó que fue una fotografía que realizó a los pocos días de mudarse a su hogar físico, y dijo lo siguiente: “En Chile, y supongo que en Latinoamérica en general, es casi inalcanzable, sobre todo para una persona sola, lograr vivir dignamente. Si bien amé este lugar desde el primer día, tengo clarísimo que mi hogar es cualquier lugar mientras pueda dormirme pegada a la espalda de esa persona a quien amo con todo mi corazón“.

Conversamos con la joven Carolina para saber más acerca de su trabajo como artista de las imágenes y qué la llevó por este camino artístico. Nos habló sobre la falta de oportunidades que existe muchas veces en el medio cultural; cómo las desilusiones, fracasos y también momentos felices influyen en nuestro arte, y qué no da el aliento para seguir. Como se lee en las siguientes líneas, Carolina es una persona sensible, transparente y con mucho talento. La fotografía no sólo refleja lo que se captura en las tomas sino también el alma del artista que es quien dirige el mismo arte. 

Los dejamos leyéndola y disfrutando del talento emergente.

CH: Por supuesto que sí. El sentirme buena para algo, cambió la perspectiva de mi rol en el mundo, que en cierto momento había llegado a ser muy pesimista con tantas cosas malas que pasan a diario: pobreza, violencia, abuso de poder, el daño medioambiental que causamos al planeta como especie entre otras cosas. Sin embargo, quienes me conocen saben que soy una persona más bien positiva, que intento siempre ver el lado bueno de las cosas, y la fotografía me ha ayudado a plasmar y compartir mi punto de vista de lo que es la belleza, la armonía, los colores, de que a pesar de lo malo también hay esperanza y se puede encontrar luz en medio de la oscuridad. Sin ir más lejos, yo creo que la fotografía me salvó la vida.

CH: Creo que para vivir del arte se necesitan dos cosas: con la primera se nace, y es crecer en una clase social más bien alta, tener el apellido y todo eso para moverse en un ambiente de elite y tener todas las oportunidades para hacer y rehacer hasta que salgan las cosas bien. En cuanto a la segunda, es tener la suerte de encontrar los contactos necesarios. Creo que la falta de oportunidades viene determinada por la clase social en la que naces, y no hablo solo del desarrollo artístico, es también la educación, el capital cultural, y contar con los estímulos necesarios en momentos cruciales del desarrollo humano. Si bien el talento y la perseverancia puede llevarnos a vivir de nuestro arte, creo que el camino es mucho más largo y difícil cuando tenemos que ocupar gran parte de nuestros días en trabajos que nada tienen que ver con el arte, pero que nos da el sustento para tener donde vivir y para comer; entonces mucho tiempo para dedicarse al arte no queda, y así son muches los que van quedando en el camino. En mi diario vivir me rodeo de mucha gente que es artista, hermanas y amigues que pintan hermosamente, otres fotógrafes que sigo por Instagram y que son personas con gran sensibilidad, que lo hacen sólo por amor al arte, sin recibir nada más a cambio que la tranquilidad de hacer algo que les nace desde las entrañas.

Opino que el mercado del arte debería dedicarse a fomentar e invertir en artistas que no tienen forma de saber cómo ni donde pueden vender sus obras. Hay muchas personas talentosas, pero muy pocas oportunidades si los que tienen los recursos no salen de los mismos círculos.

CH: Considero que la fotografía y el arte en general no son valorados, más bien creo que se le ve como un hobby antes que un bien que es sumamente necesario, tanto para las personas que crean como para quienes lo reciben. En Chile, y estoy hablando desde mi realidad, la fotografía ha sido una herramienta para mostrar aquellas cosas que los medios de comunicación masiva no quieren mostrar. Tiene por encima de todo un uso documental de la realidad, y la he visto que se usa como un esfuerzo por registrar momentos históricos, como cuando fue el estallido social del 18 de Octubre del 2019 donde gran parte de la población salió a marchar a las calles protestando en contra de un gobierno nefasto y abusador de la clase obrera.

CH: No es un tema de inspiración para nada. La vida y las personas con sus historias me inspiran constantemente, es sólo que cuando la persona en la que más confiabas te desilusiona y tienes que cambiar repentinamente el rumbo de tu vida, pareciera que no te quedan fuerzas para seguir haciendo las cosas que más te gustan de la misma manera. De todas formas, con el pasar de los días y el hecho de estar haciendo esta misma entrevista de a poco me voy enfocando y siento que estoy logrando ser la misma caro que solía ser antes que todo lo malo pasara.

CH: En cuanto a lo malo, creo que mi primer intento por tener un ingreso de mi arte lo sentí en pocas palabras un fracaso. En esa oportunidad hice unos calendarios magnéticos con fotografías de paisajes. Si bien familiares y amigues me ayudaron comprándome un par de calendarios, no logré llegar más allá. Soy una pésima vendedora.

En cuanto a buenas experiencias, son muchas las veces que al momento de mostrarles las fotografías que le he tomado a las personas y ver en sus caras la expresión de satisfacción al verse desde la perspectiva de mi lente me ha dado un gran orgullo. Recuerdo una vez en particular algo muy especial que me pasó cuando le puse un rollo a la cámara zenit que mi padre tenía guardada hacia muchos años en casa. En esa oportunidad trabajaba como temporera en la comuna de graneros, esto es más al campo. Por esos días andaba con la cámara para todos lados para aprender del modo análogo. Una de mis compañeras de trabajo me pidió un retrato con su familia. Cuando llegué a la casa las hermanas se habían preocupado de arreglarse especialmente para la foto, bañaron a la hermana menor, y bueno hicimos la fotografía en una plaza que quedaba cerca. A los días después, cuando ya les había entregado las fotos y estábamos ya en los últimos días de la temporada de trabajo, volví a ir a su casa para compartir en una especie de despedida. Ahí vi que la foto estaba colgada en un marco en la pared del living de la casa familiar, y fue algo que me emocionó mucho, pensar que esa foto estará ahí por mucho tiempo recordándoles ese momento de sus vidas, fue cuando entendí que la fotografía tiene una magia sin igual.